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"Hagas lo que hagas, ámalo, como yo el cine y el videoclub"

"Hagas lo que hagas, ámalo, como yo el cine y el videoclub"

Por Esperanza Calzado - Abril 14, 2024
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Era uno de los símbolos de la resistencia ante la oleada tecnológica y el empuje imparable de internet y las plataformas digitales. Juan Antonio García, propietario de Videoclub García, en la calle Manuel Jontoya de Jaén, ha aguantado en pie todo el tiempo que ha podido. Era uno de los últimos supervivientes.

Su establecimiento abrió en 1981, cuando, después de prestar el servicio militar, decidió abandonar su oficio de relojero para centrarse de lleno en el alquiler de películas. Tenía solo 19 años. Es miércoles, 10 de abril, y el escaparate ya empieza a desmontarse. El local ya está alquilado y hoy domingo, Videoclub García ya es parte de la historia. Y se despide parafraseando una frase de su película favorita, Cinema Paradiso: "Hagas lo que hagas ámalo, como yo amé y amo el cine y el videoclub".

—Tras el anuncio del cierre, creo que será poca la gente de Jaén que no conozca su historia... Pero, por si acaso: ¿Cuándo y dónde abrió el videoclub?

—Lo abrimos un poco más arriba, en el número 6. Por entonces, tenía 46 metros cuadrados. Era pequeñito porque no sabíamos que íbamos a tener tanto éxito. Así que estoy abierto desde el 1981, que se dice pronto.

—Usted abrió una vez regresó de prestar el servicio militar.

—Exacto. Me fui voluntario y no llegaba a los 18 años. Al regresar estaba con mi padre en una relojería, que de hecho yo soy relojero, pero se nos dio muy bien esto de las películas.

—¿Pero quién de la familia dijo de dedicarse a esto?

—De siempre nos ha gustado mucho el cine y nos dio el gusanillo de probar suerte. Empezamos con el sistema 2.000, antes del VHS. Recuerdo que fue un día de Santa Catalina, fiesta aquí pero no en Madrid. Nos fuímos hasta allí, sin saber nada. Dimos con un almacén, nos trajimos 40 películas y son las mismas que al día siguiente vendimos. Y no fueron más porque no teníamos. 

—Ha ido usted manteniendo el precio.

—Sí. El sistema de cuota de socios lo quitamos hace muchísimos años y pusimos el alquiler de películas a 350 pesetas y cuando llegó el euro, a 2,40. Así hemos estado prácticamente 30 años, con el mismo precio.

—¿Cómo ha evolucionado la clientela en estas cuatro décadas?

—De todo tipo, desde gente joven hasta mayor. Por aquí ha pasado todo el mundo. Al principio, familias enteras y ahora, ya en la última temporada, han sido ya personas más mayores. También acudían jóvenes a los que les gusta mucho el cine y quieren tener las películas en físico, al igual que los mitómanos de los vinilos.

—¿Usted llegó a tener colas en la puerta?

—Pusimos una máquina de 24 horas para sacar películas. Yo vivía enfrente de la tienda y cuando me iba a acostar, a la una de la madrugada, salí al balcón y vi a la Policía y a unas 40 personas haciendo cola. Se me pasó por la cabeza mil cosas y bajé en pijama a ver qué pasaba. Era que la Policía paró a ver qué estaba pasando.

—¿Iban a coger las películas de madrugada?

—Es que con la máquina las películas se alquilaban por horas y venían a por ellas de madrugada. Eran seis horas a 1,20 euros y cada hora que pasaba, seis céntimos más. Así, 24 horas justas costaba 2,40, como si la alquilaras en la tienda. Fue tal el éxito que puse tres máquinas.

—¿Cuál ha sido la clave del éxito?

—Además de amar mucho el cine y de que esto no ha sido un trabajo para mí, creo que la clave del éxito ha sido traer todas las novedades siempre. Si no me las traían los representantes, me iba a Madrid a por ellas. Ese creo que ha sido el punto. También hay otros factores como tener mucha paciencia, dedicarle muchas horas y que te guste mucho tu trabajo.

—¿En qué momento dice hasta aquí?

—Ya voy a cumplir 63 años y me voy a prejubilar. Mi familia opina que ya es momento de descansar. Además, lo que más me ha condicionado es que ya no sacan películas en físico. Te pongo el ejemplo de Napoleón, que no ha salido todavía. Además, el cine ha decaído mucho. Las hacen para las plataformas, a granel, y buenas buenas ya se graban muy pocas.

—Han cogido protagonismo las series.

—Efectivamente.

—¿Cuánto material tiene en la tienda y qué va a pasar con él?

—Me quedarán poco más de tres mil películas. Las estoy vendiendo a un euro y va muy bien. Además, tengo a algunos conocidos que se van a llevar lotes completos.

—¿Le han pedido también el rótulo?

—(Ríe) Sí. Ya está adjudicado a El Creata. De hecho, ya tiene la mitad.

—¿Cómo se siente uno sabiendo que ya es parte de la historia de Jaén?

—(Se emociona). Hasta hace unos días no empecé a ser consciente y a creérmelo. Sé que era querido y que la gente me paraba por la calle y me reconocía. Pero ahora, desde que anuncié que cerraba, no sabía el cariño que me podían tener tantas personas. Gente que no conozco y que vieneron de bebés me paran ahora por la calle y me cuentan historias de cuando venían al videoclub. No hay que olvidar que he atendido a tres generaciones. 

—¿Y su familia qué dice?

—Mi mujer y mi hija están muy contentas. No es que sea un trabajo de pico y pala pero hay que cumplir unos horarios y ellas ya estaban cansadas. 

—¿Se queda usted con algo?

—Sí. Me he quedado con muchas películas pero no más de 500. 100 de ellas son en Beta y VHS, con las que empecé y son un santuario. 

—¿Qué plataformas de cine usa y qué opina de ellas?

—Tengo HBO, Netflix y Prime Video. Las uso para ver series. Lo bueno es que si no te gustan, la paras y pasas a otra. Con el corazón en la mano... no es lo mismo que el cine, ni mucho menos. Al igual que el cine de ahora no es lo mismo que el de antes.

—¿De sus cuatro décadas de cine cuál fue la mejor?

—Los 80. Fue genial. A través de la pantalla de televisión, que era el cine en casa, se unían familias, amigos, vecinos... para ver las películas como Acorralado, Loca Academia de Policía, Gremlins, las de Fernando Esteso, de Pajares...

—¿Cuál es la película que más ha alquilado?

Titanic fue la que más se vendió, pero la más alquilada, que yo me haya dado cuenta, fue Ghost. Salió en venta y alquiler a la vez. De Titanic, el primer día vendimos 500. Pero también, entre las que más está los Gremlins, eso fue alucinante. Tuve una versión en VHS que se alquiló, sin romperse, unas 400 veces. Eso sí tuvo mérito.

—No podemos terminar esta entrevista sin preguntarle. ¿Cuál es su película favorita?

Cinema Paradiso, sin ningún tipo de dudas. 

—¿Se siente como el niño?

—Sí. Hay una frase que es un poco ñoña pero que me gusta: "Hagas lo que hagas, ámalo". A mi me llegó y creo que es lo que me ha pasado con mi negocio, que lo he amado tantísimo que por eso triunfó.

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